Cada una de estas palabras implica cuestiones completamente distintas. Comer es simplemente el acto de
ingerir alimentos. La consideración de su calidad no se discute en este ámbito. Algo parecido pasa con alimentarse, que
nos permite ampliar un poco más el espectro, aunque sigue siendo limitante: ya
que solo es el acto de adquirir un conjunto de cosas que se consideran como
alimentos. Pero ni comer ni alimentarse es nutrirse, a pesar de que el segundo
suele confundirse con el último.
Nutrirse es un acto complejo. Es la capacidad
para proporcionar al cuerpo los requerimientos alimenticios, necesarios para
equilibrar “las partes que se van perdiendo en virtud de las acciones
catabólicas”, según la RAE. Es un término
que procedente del latín nutritio-nitritionis, surgido de nutrio–nutriré,
es decir, “amamantar”, como hace la madre al crío. Es proporcionar
al organismo todo lo que necesita para su correcto funcionamiento.
La nutrición no es solo ingerir
alimentos, sino que también el oxigeno y el agua son considerados fuentes
principales de nutrición. Incluso, para los yoguis, estas dos son primeras que
la simple ingesta de alimentos.
Una correcta
nutrición forma parte de un estilo de vida saludable. El ritmo acelerado de
nuestra vida actual influye en la manera en que nos alimentamos, pues optamos
por comidas rápidas y fáciles de preparar, carentes de elementos esenciales (vitaminas,
minerales, fibra, proteína, ácidos grasos, etc.). Las consecuencias ya la
sabemos: más visitas al médico, a la farmacia y más enfermedades. El resultado
se observa en nuestro desempeño personal, familiar y profesional.
La pregunta
es: ¿Cuál de estas tres categorías forma parte de tu estilo de vida? ¿Comes, te
alimentas o te nutres?