¿Cuántas veces nos detenemos a escuchar nuestra voz
interior? ¿A detener nuestros pensamientos y dar un alto en nuestra vida?
Somos seres que estamos en la búsqueda constante de la
FELICIDAD. Reuniones familiares, de amigos, colegas, son algunas de las formas
en la que construimos nuestra felicidad. Incluso con el auge de la tecnología aprovechamos
de usar esa “vitrina virtual” para exhibir ante el mundo una “felicidad” quizás
inexistente, donde lo externo gana valor, y lo interno lo dejamos a un lado, silenciado
cada día sin darnos cuenta nuestra voz interior.
Nuestra vida es un vehículo en automático aunque estemos al
volante, pues nos cuesta direccionar nuestro ser, y vamos sin rumbo definido.
El puesto de copiloto en otro auto es más reconfortante, pues nos excusamos de
nuestra responsabilidad y a cambio ofrecemos consejos de qué hacer o no en
determinados momentos, olvidando que nuestro auto necesita ser piloteado. El
pesimismo, la intriga, la falta de amor propio nos aleja poco a poco de todo
aquello que le suma valor a nuestra vida. Vivir la vida con conciencia, en el Aquí y Ahora, es sin duda uno de los
retos más difíciles de afrontar.
Reconocer nuestros sistemas de creencias, miedos, incertidumbre,
tristezas, debilidades, derrotas y fracasos no es tarea fácil. ¡Es posible
lograrlo! Acepta la humanidad que hay en ti, con su luz y oscuridad, y poco a
poco aprenderás a tomar el control de tu vida.
¡Reconócete y date el permiso de vivir tú vida!
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